ARTE JAPONÉS

 El arte japonés coincide en muchos aspectos con el chino, sin embargo, tiene algunas características peculiares. En general, el arte japonés consigue un grado todavía mayor de simplificación, que a veces lo acerca a manifestaciones plenamente abstractas. Esto, unido a una tendencia permanente al decorativismo, hace del arte japonés una expresión casi continua de espiritualidad en sus obras. El arte budista en Japón, por ejemplo, alcanza cotas altísimas en la manifestación de la interioridad: con una economía casi abstracta de elementos, sugieren a veces los artistas una serie de valores espirituales increíbles. En el modo de tratar la naturaleza aparece también esta tendencia a expresar una gran riqueza de valores interiores. La capacidad de asimilar datos estéticos recibidos de fuera es otra de las características del arte japonés: lo ha sido siempre a lo largo de su historia artística y esto puede apreciarse en la asimilación y reproducción del arte budista, por ejemplo, recibido desde China.

De todas las piezas de esta colección destaca una Cabeza de Bosatsu (Bodhisatva) de piedra, de finales del siglo XVI o principios del XVII: una imagen de Kannon Bosatsu, conocida como “Juntei” (con ocho pares de brazos), realizada en bronce sobredorado, de finales del siglo XVII o principios del XVIII; y otra imagen de Kannon Bosatsu de madera, del siglo XVIII. Entre las pinturas chinas, destaca la obra de Chou Chimian, de la segunda mitad del siglo XVI, titulada “Aves del paraíso y flores”, de un profundo contenido simbólico y de influencia taoísta. Además hay una buena colección de objetos de plata del siglo XIX.

Entre las obras japonesas destaca una hoja del Album de dibujos de Hokusai (1769-1849), uno de los pintores más influyentes en Occidente de la Escuela del “Ukiyo-e” de Japón; varios grabados de “Ukiyo-e” de distintos autores, que muestran la Escuela del “Mundo Flotante” de Japón de los siglos XVIII y XIX; una pintura de Shunrai del siglo XIX, que representa al Monje Daruma, en el estilo abreviado de influencia de la secta budista Zen; y varios “chawan” (tazas de té) del siglo XX, pero que son reproducciones de piezas del siglo XVIII.